viernes, 4 de febrero de 2011

El giro de la peonza y el Marqués.

(fragmento de la entrevista publicada en el Pais semianal el 2 de mayo de 2012)


Es mediodía, el sol está de nuestra parte y la suerte también, ya que hemos podido concertar una cita con el Marqués de Padilla que como ya se sabe no es muy dado a mostrarse en

los medios de comunicación.

La casa de campo del Marqués de Padilla o pabellón de caza, como él la llama, es una modesta mansión, como

yo la llamaría, a las afueras de la gran ciudad.

Entro en el salón decorado versallescamente con olor a rosas frescas y a café recién hecho.

Una gigante estantería recorre toda la habitación como forrada de lomo de libro. Me acerco y veo que todos los libros son el mismo, la misma edición del “I Ching” (el libro del cambio). Un poco más allá veo una vidriera con una interminable colección de peonzas.

Oigo un carraspeo, es el Marqués que con amable gesto me saluda, me invita a la terraza y me ofrece algo para beber. Al ir hacia la terraza observo un precioso piano de cola con la tapa abierta y unas partituras despedazadas por el suelo. Me mira y dice con una leve sonrisa –no querían sonar-

Pasamos al jardín trasero y tomamos asiento en unos sofás sobre un llamativo y brillante suelo de marmol frente a la piscina.

(…)

El día de hoy se presta a un tinto joven y robusto...

-dice el Marqués mirando los rosales de

l jardín- ¿un priorat quizás?

Sería un placer –contesto caballerosamente mientras él elige una botella de su bodega.-

-He observado su generosa colección de peonzas –digo levantando la voz-. Ya lo comenta alguno de sus biógrafos, “fascinación por el giro” pero realmente, ¿qué es lo que le atrae de ese juguete?

Marqués de Padilla: Bueno, juguete es un término algo reduccionista y ambiguo que no hace justicia a este objeto casi místico. Lo que esta pequeña figura es capaz de sugerir puede equipararse a un giro en el tango o a una biblioteca babilónica. He recuperado significados cósmicos que había perdido girando madrugadas…

-¿Muchas noches en vela?

MdP: No exactamente. Sueños. En la Inglaterra de los Monty Python allá por el siglo XV estaban muy extendidas las peonzas y cada parroquia poseía la suya para diferentes rituales.

Cuando la peonza dejaba de girar se decía que dormía…

-¿A qué se refiere exactamente con esos significados cósmicos?

MdP: En el movimiento giroscópico basado en la rotación, precesión y nutación he podido encontrar metáforas sobre el ego y la vida que me ha aliviado muchas noches de luna llena.

-Está queriendo decir que la peonza tiene poderes místicos, curativos o paranormales?

MdP: Creo que me está malinterpretando. El giro de la peonza, que ya explicaba Virgilio en su

Eneida es un elemento portador de significados que ha acompañado a la historia de la humanidad.

Su uso para crear fuego, la forma que tiene de

conservar su energía, su desafío a las leyes de la física, son elementos que se pueden utilizar como interpretación del mundo

e incluso para terapias variopintas.

Platón ya resaltaba la capacidad de este maravilloso objeto para simultanear el movimiento y el reposo. Es como soñar despierto.

Algo tiene que ver con la mágica embriaguez de un buen vino. ¿Otra copa?

-¿Por qué no?.

(mientras trae otra botella y rellena las copas con ese caldo continúa hablando).

El trompo que conocemos es portador de innovadoras concepciones sobre el tiempo y el porvenir. Si estás dentro (de la rotación) el momento es eterno, lo sientes como tal.


Por ejemplo mire (el Marqués saca una peonza de su chaqueta, la enrolla con un cordón mirándome fíjamente y la lanza con fuerza sobre el suelo de marmol) ¿comprende ahora?

-Ahora sí. Es increible.

La conversación se alargó hasta altas horas de la noche. Al despedirnos pasé de nuevo por la estantería de los libros iguales. -Elija el ejemplar que más le guste, es un presente muestra de mi gratitud.-dijo el marqués mientras desaparecía por la puerta.

Gustav Nartens (periodista, autobiógrafo y librepensador)

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